lunes, 17 de mayo de 2010

Retrato de un/a EDUCADOR/A SOCIAL

El perfil de educador/a social está todavía por definir, no sé si por culpa de la administración o por nosotros mismos, pero creo sinceramente que nuestra función es muy importante y totalmente complementaria con la del trabajador/a social, de hecho este último no debería, por definición, trabajar en “primera línea” en tareas con un colectivo en concreto, además he podido comprobar que a ciertos trabajadores sociales no les agrada mucho esta idea. Y se ha abierto una guerra en la cual los educadores sociales estamos siendo víctimas de una discriminación por no estar delimitado nuestro campo de acción.

Seríamos mucho más eficientes si trabajásemos codo con codo y no discutiendo sobre quién es más necesario pues, ambas profesiones son, sin duda alguna, necesarias para nuestro cometido final.

Tras esta reflexión creo que definir el perfil de un educador social, resulta difícil cuando el mercado laboral actual lo margina.

Parece ser que observando desde la distancia, con la mirada envenenada y llena de prejuicios, un/a educador/a social esta “diseñado” para luchar, aparte de por los derechos de los demás (sobre todo los que más lo necesitan), por los suyos hasta mucho después de la formación. Nadie entiende la verdadera labor que realizamos en una sociedad que cada vez avanza más y más rápido, y va dejando atrás a la gente que intenta subirse a un carro que no espera a nadie, bien porque nadie les tiende la mano; o porque en algún momento, ese carro ha desilusionado a más de uno y decidieron tirar la toalla antes de lo que pensaban.

La política etimológicamente significa gobierno u organización de un pueblo o sociedad. Sin embargo, actualmente observamos como esta definición carece de sentido desde hace mucho tiempo. Pues si las arcas están llenas (por la razón que sea, da igual que estemos inflando un globo que creemos eterno y algún día explote) a los gobiernos no les importa dar una limosna, pero eso sí, en cuanto el globo pierde aire o, en el peor de los casos explota; esa limosna es insostenible para la economía de un estado occidental contemporáneo.

Por otra parte, el sistema educativo se comporta como una pelota que, cada cuatro años va de un campo a otro pasando la red golpeada cada vez por un equipo de gobierno, nadie se sienta e intenta pararlo, ¡NADIE! Por todas estas y por más razones es complicado definir el trabajo de un/a educador/a social, aunque por otra parte son estas sombras y recovecos negros, dejados por la “sociedad del bienestar”, los que deberían maximizar NUESTRA FIGURA. Pero de momento desde la administración asume las consecuencias de la mala gestión de sus responsabilidades (que nos conciernen a todos). Así que, por desgracia o por suerte, existimos los/as educadores/as sociales.

En definitiva, la figura del educador social abre muchas puertas al estado del bienestar de lo que realmente se conoce, por esto existe una curiosa paradoja: primero debemos (Ed. Social) salir de la sombra para ayudar a muchas personas a ver la luz.


Nuño González Miguel

(alumno de 2º de Ed. Social)


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